Bienvenid@s

Este espacio ha sido creado para aquellos que no conozcan el motivo por el cual decidí emprender Mi lucha contra la usura. Se hizo una recopilación de los primeros textos publicados hace cuatro años y se les ofrecen para que, si alguien no los ha leído, puedan saber cuál fue el origen de todo, ya que mucho se ha dicho sobre que mi identidad es ficticia, que no soy deudora o incluso que alguien me paga para que ataque a los bancos.
Sobre todo, este espacio se ha creado para que si alguna persona vive acechada por algún prestamista, tenga algunas herramientas para defenderse.


La forma de leer la totalidad de los artículos es la siguiente:

1. Se comienza por la página principal, hasta arriba del blog y se continúa en donde dice "entradas más antiguas". Esto porque blogger sólo permite un máximo de 20 páginas.

Espero que lo aquí escrito le sirva a muchas personas para no vivir una situación similar.

Mar Morales

lunes, 4 de marzo de 2013

¿Y cómo van las cosas?


Recibí hace unos días un mail donde una persona me preguntaba: Marina, ¿no tienes miedo? Así con esa familiaridad con la cual se refirió a mí, con mi nombre propio, le respondí que no, que el miedo lo perdí hace tiempo cuando el instinto de sobrevivencia me orilló a buscar soluciones reales a mis problemas.
Hace exactamente tres meses que no recibo una llamada de los usureros y no es que quiera hacer un festejo por ello, pero sí quiero enfatizar que no les temo.
De todos los pagarés que se firmaron y se recuperaron quedaron en su poder uno, a nombre de mi amiga, quien asumió el adeudo como propio para dejarme a mí fuera. Ella tampoco tiene miedo, los ve a menudo pasar por su casa y si no le dicen nada para bien, tampoco lo hacen para mal. El asunto, suponemos, está para ellos perdido porque así lo han hecho saber a la mayoría de las personas que nos conocen.
Sus argumentos fueron los siguientes:
Mar se escapó como ratera y ella, mi amiga, ha hecho gala de un cinismo descnocido incluso para mí y proclama por todos lados que no les dará un peso más.
El último depósito que les hicimos fue el 7 de junio por 500 pesos. De poquito en poquito se llena el barrilito pero a ellos no les interesa tratar con poquiteros y se juntan sólo con personas que les llevan grandes cantidades de dinero hasta su casa cada semana.




Sumado a todo esto, el anonimato tras el cual escribí durante meses en este blog se rompió cuando mi amiga, en otro momento de astucia, les enseñó la dirección de la página y les hizo ver que no estaba dispuesta a quedarme callada un momento más.
No, no tememos ser demandadas ni terminar en la cárcel. Ellos ya saben cómo localizarme y saben que me defenderé. En ocasiones reflexiono y concluyo que muchas veces no vemos con claridad el alcance que pueden tener las palabras escritas en un medio tan importante y que llega a tantas personas como es el internet. Yo no lo supe a tiempo y el miedo, en esos momentos, sí me paralizó. Siendo analítica como soy me asombra, a la distancia, el haberme dejado aturdir por un par de delincuentes como estos sujetos.
Pero el internet me ayudó de muchas maneras: pude pensar con claridad, pude investigar y, sobre todo, pude conocer gente que, debo recalcarlo,desinteresadamente se ofreció a llevar mi caso de ser necesario y defenderme sin cobrarme un solo centavo.
¿Por qué? Porque aunque parezca raro, todavía hay personas que creen en la buena voluntad de los demás, porque mi caso no es el único por desgracia y porque muchos creemos que sí se puede luchar con uñas y dientes contra los usureros.
"Salí del clóset", es cierto, y ese anonimato se rompió sin proponérmelo e incluso familiares y amistades cercanas se asombraron ante mi valor.
Sí, hoy duermo tranquila y vivo mejor. Estoy atenta a sus pasos y sé que si, en algún momento vuelven al ataque, tendré las armas para alejarlos de mí. Ellos sabrán si siguen alejados o si me buscan para seguirle. Yo sigo aquí y aquí estaré.

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